Para mí, las películas del oeste fueron un gusto adquirido. Cuando era un niño, cada vez que en la televisión ponían un western, cambiaba de inmediato de canal (¡claro que la oferta de canales en los años 70/80s era muy limitada!). Huía de las películas de vaqueros como de la peste, a menos que fuera un weirdwestern, como las tremendas "El valle de Gwangi"* o "Búfalo Blanco". Pero gracias a mi papá, fui apreciando este género cinematográfico, descubriendo varias joyas, junto con él, el resto de mi pequeña familia (mi mamá y mi hermano), o simplemente viéndolas solo. Por nombrar unas pocas: "La pandilla salvaje", "Pat Garret y Billy the kid", "Río Bravo", "Johnny Guitar", "Rancho Notorius" y "El jinete pálido". De hecho, la última película que vi con mi padre fue una de vaqueros, "El Oro de Mackenna". Apenas unos días antes de que mi viejo muriera. "See you, space cowboy..." Nota*...