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viernes, 28 de junio de 2024

Guía (parcial) de lecturas recomendadas de Thomas Ligotti

Guía (parcial) de lecturas recomendadas de Thomas Ligotti.



Quiero recomendarles la lectura de algunos trabajos del escritor norteamericano Thomas Ligotti, uno de los principales referentes actuales del terror gótico y cósmico. Para mí, a la altura de Lovecraft y Poe.

La mayoría son cuentos. Junto a los títulos de los relatos, pongo entre paréntesis el nombre del libro al que pertenecen, y la editorial correspondiente. Si en vez de un cuento se trata de un ensayo, un poema, etc, lo aclaro junto al título.

El retozo, La secta del idiota, El diario de J. P. Drapeau, La blasfema revelación del profesor Francis Wayland Thurston, La muerte prematura de H. P. Lovecraft, el hombre más viejo de Nueva Inglaterra ("Canciones de un Soñador muerto", Valdemar).

La última fiesta de Arlequín, Nethescurial, La escuela nocturna, La señorita Plarr, La sombra en el fondo del mundo ("Grimscribe", Valdemar).

La conspiración contra la especie humana (ensayo, Valdemar).

Mi trabajo todavía no está acabado (novela corta, incluída en el volumen del mismo nombre, Valdemar).

La gente pequeña ("El vínculo espectral", Aurora Dorada).

En la noche, en la oscuridad (ensayo), La Medusa, El Tsalal, Demente velada de expiación ("Noctuario", Valdemar).

La Torre Roja ("Teatro Grottesco", Valdemar).

Quiero recomendarles además los poemas "Tengo un plan especial para este mundo"* y "Esta pequeña ciudad degenerada", incluídos en el libro "El vínculo espectral". 


(Nota*: no confundir el poema "Tengo un plan especial para este mundo" con el cuento de igual nombre, que aparece en el libro "Mi trabajo todavía no está acabado".)

viernes, 22 de septiembre de 2023

Podcast "Tierra de Nadie"






Ya salió el séptimo capítulo del podcast Tierra de Nadie. En este episodio hablaremos de la GamesCom, lo que se viene en la próxima temporada de anime en otoño. En cuanto a series, en esta oportunidad les recomendamos el reboot del príncipe del rap, Bel-Air, la serie argentina Okupas y por supuesto el boom de Netflix, One Piece. Conversaremos sobre Mutant Mayhem, la nueva película animada de las Tortugas Ninja.

Tendremos una entretenida entrevista al escritor Miguel Acevedo, autor de "Los Sicarios Nocturnos y otros relatos".

Bardo y Nómade con recomendarán el libro enciclopedia de Star Wars llamado Mundos y Escenarios.
En nuestra sección musical, el Nómade nos trae las novedades discográficas de septiembre y además haremos un review al nuevo disco de la banda nacional Reigning titulado New Devil.
Todo esto y mucho más en el capítulo 7 llamado… Pura Maldad. No se lo pierdan.

viernes, 28 de julio de 2023

Los Sicarios Nocturnos

 "Los Sicarios Nocturnos" ya están aquí 💀



Contacto y compra:

edicionespuebloculto@gmail.com

mfkarlos@gmail.com

También se puede enviar Mensaje Directo a la página de facebook de Ediciones Puebloculto 💖

(Pronto también en librerías) 🐙🐍🖤


lunes, 17 de julio de 2023

"Fragmentos Estelares", antología de ciencia ficción

"Finalmente están impresos los libros de mi antología titulada Fragmentos Estelares, de Editorial Pudú, que se encuentra disponible en la Librería Ur, ubicada en Nueva Providencia 2305, local 19, teléfono 222310933. El libro consta de varias historias, algunas ya publicadas y otras no, que abarcan varias temáticas que he tratado a lo largo de mi modesta carrera literaria. En la librería también encontrarán más títulos de diversas temáticas."
(Teobaldo Mercado, escritor chileno de ciencia ficción)




-de-mi-antologia.html

miércoles, 18 de abril de 2018

Reseña del libro Black Wings of Cthulhu 5



Black Wings of Cthulhu 5: Veinte nuevos cuentos de Horror Lovecraftiano

Editado por S. T. Joshi. Titan (384 p).

Las 20 historias cortas de la quinta antología Black Wings del erudito de Lovecraft Joshi, incluyen algunas variaciones imaginativas sobre temas familiares de encuentros alucinantes con horrores cósmicos. El "Diario de un hombre sano" de Nicole Cushing es especialmente efectivo para transformar un entorno cómodo y mundano -un barrio suburbano adinerado- en un reino de pesadilla como lo hace un académico para su caminata nocturna durante una tormenta de nieve. En "Casting Fractals", de Sam Gafford, el estudio de un periodista sobre las notas de un colega muerto, que al principio parecen simples desvaríos, le permite vislumbrar la fuerza oculta detrás de los principales acontecimientos trágicos de mediados del siglo XX, desde asesinatos políticos hasta terremotos y otros desastres naturales. Y la ganadora del Premio Stoker, Caitlín R. Kiernan, demuestra la efectividad de la sugerencia gradual y sutil en "Lejos de cualquier orilla", sobre las aterradoras secuelas del desentierro de un artefacto. Aunque hay algunos intentos torpes de imitar la prosa a veces barroca de Lovecraft ("Saliendo de mi odioso vehículo dije la fórmula recordada, empujando el lenguaje espectral al viento hambriento"), la mayoría de las entradas son de alta calidad. Los fanáticos de los pastiches de Lovecraft estarán satisfechos. (Enero)



miércoles, 22 de marzo de 2017

Otra vez, el mainstream contra Lovecraft.

A 80 años de la muerte de HPL



“… aún no he leído nada de Lovecraft, pero tengo ganas… Según he leído todos los malos son negros en sus obras o todos los negros son malignos…”
Comentario publicado en algún lugar de internet

“Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.”
Bolaño

“Yo soy Lovecraft.”
Sergio Meier

Cada vez más en el mundo anglosajón, se extiende la influencia de la figura y la obra del escritor de ficción extraña Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Desde las más prestigiosas colecciones de los clásicos literarios, como la Library of America en Estados Unidos, hasta los comics, los juegos de rol y de cartas, sin olvidar su influencia más difusa en el cine. Los terrores cósmicos de Los Mitos de Cthulhu tienen un lugar indiscutido en la literatura universal. En los países de habla hispana, hay que destacar los dos voluminosos y maravillosos tomos de su “Narrativa Completa” de editorial Valdemar (2005) a cargo de Juan Antonio Molina Foix. No hay antología de relatos fantásticos, de terror o ciencia ficción que se precie de tal, que no incluya algún trabajo de H. P. Lovecraft, como por ejemplo la monumental “Antología Universal del relato fantástico” (Atalanta, 2014) de Jacobo Siruela. En nuestro país, incluso Lom ediciones ha editado su cuento capital “El color que cayó del cielo”.

Edición de la Library of America

Obra reciente de Alan Moore


Hace pocos días atrás, en la revista “The New Yorker” se publicó el artículo “The complicated friendship of H. P. Lovecraft and Robert Barlow, one of hiss biggest fans”, escrito por Paul La Farge, autor de la novela “The night ocean”, la que toma su título de un cuento escrito en colaboración por Lovecraft y Barlow. En el mencionado artículo, La Farge retoma viejos rumores sobre la supuesta homosexualidad de Lovecraft, que se habría expresado en una hipotética relación amorosa de él con el joven Barlow. Además, se lanzan de pasada ataques contra August Derleth y Donald Wandrei, al señalar que “extendieron los rumores de que Barlow había robado libros de la biblioteca de Lovecraft. La comunidad de la ficción extraña era pequeña en aquellos días, y se corrió la voz rápidamente”.



El asunto de la muerte de Lovecraft y los penosos hechos que protagonizó en esos dolorosos días Barlow, y el imprescindible papel de Derleth y Wandrei, los fundadores de Arkham House, en publicar libros recopilatorios de Lovecraft y preservar su obra del olvido, está rigurosamente documentado en los ensayos incluidos en la antología de Peter Ruber “Maestros del Horror de Arkham House” (Valdemar, 2003). No olvidemos eso sí que Barlow posteriormente entregó los manuscritos originales de HPL que tenía, a la Brown University.

Pero a fin de cuentas, estos viejos rumores a la pasada son sólo detalles. Desde el establishment cultural y literario, en los últimos años ha habido ataques frontales contra Lovecraft, como si algunos se pusieran muy nerviosos con su creciente reconocimiento. Cualquiera que conozca su biografia, sabe de sus opiniones racistas y xenófobas contra la población negra y los inmigrantes, expresadas por ejemplo en cartas privadas a sus amigos, o en algunos escritos publicados en la prensa amateur norteamericana. Esto ha llevado a algunas declaraciones caricaturescas, como cuando un Matt Burriesci nos afirma que a Lovecraft le desagradaba cualquiera que no fuera "blanco y protestante de Nueva Inglaterra"(cita tomada del interesante artículo publicado en el diario La Tercera, “El morador de Providence”). ¿Acaso este estudioso ignora que tuvo un corto matrimonio con Sonia Greene, inmigrante judía ucraniana? No olvidemos tampoco que Lovecraft hizo una autocrítica de su racismo y su derechismo, hacia el final de su vida, cuando abrazó ideas socialistas moderadas.

Lovecraft y Greene

El asunto más polémico fue el debate al interior de la Convención Mundial de Fantasía, para cambiar la estatuilla del Premio World Fantasy Award (WFA),  que era una figura del busto de HPL, hecha en los años 70 por el artista Gahan Wilson. El tema partió el 2011, cuando una de las ganadoras del Premio de ese año (en la categoría a la mejor novela), la afroamericana Nnedi Okorafor, expresó públicamente su incomodidad con el hecho de que el mayor reconocimiento que había recibido, era la imagen de un autor “racista”.  Los impulsores de la campaña para cambiar la estatuilla fueron los escritores Daniel José Older, China Miéville y Ellen Datlow. Older publicó el año 2014 una petición de remoción en change.org, y Mieville, que ha dado charlas sobre el Profeta de Providence, lanzó argumentos contra el “horrible racismo intrínseco” de Lovecraft, con razonamientos efectistas como “su obra misma, está inspirada por y profundamente estructurada en el odio racial”, tomando como autoridad intelectual a Michel Houellebecq, payaso del espectáculo que muchos levantan como un ícono (el racismo de Lovecraft es condenable, pero al parecer la fobia contra los musulmanes de Houellebecq es de lo más cool).


La defensa de la obra y la imagen de Lovecraft fue llevada adelante con pasión por S. T. Joshi, uno de los más grandes expertos mundiales en el autor de Providence. Joshi argumentó, por ejemplo, “el estatus de Lovecraft en la ficción extraña, en la literatura americana, y en la literatura mundial está ahora tan seguro que los intentos de negarlo o denigrarlo se limitan a los maniáticos y los ignorantes”. Finalmente, y sin ninguna explicación de los motivos, el 2015 el busto de Lovecraft dejó de ser la imagen del WFA. Joshi, coherente con sus principios, rompió públicamente con la Convención Mundial en una sentida carta, donde señala que  estaba “profundamente decepcionado con la decisión de la Convención Mundial de Fantasía de retirar el busto de H.P. Lovecraft como emblema del World Fantasy Award. La decisión me parece una cobarde concesión a la peor clase de corrección política y una aceptación explícita de las crudas, ignorantes y tendenciosas calumnias contra Lovecraft propagadas por una pequeña pero ruidosa banda de agitadores. Siento que no me queda más remedio que devolver mis dos World Fantasy Award, ya que ahora me parecen irremediablemente contaminados. Por favor, considérelos cerrados. Usted puede disponer de ellos como mejor le parezca. Por favor, asegúrese de que no estoy nominado para ningún futuro WFA. No voy a aceptar el premio si se me llegara a otorgar. No volveré a asistir nunca a otra Convención Mundial de Fantasía en lo que me quede de vida. Y voy a hacer todo  lo que esté en mi mano para instar a un boicot de la Convención entre mis muchos amigos y colegas.”

Los inquisidores de los muertos se llevaron la victoria.

Joshi

Joshi, que jamás ha negado el racismo de Lovecraft, no es un blanco protestante. Nacido en la India, fue incluso tratado de derechista por defender decididamente a Lovecraft, cuando es de público conocimiento que es un hombre de izquierda. Estos son tiempos duros para la honestidad intelectual.

En los años 50, cuando los relatos de Lovecraft adquirían popularidad, el prestigio póstumo del autor fue amenazado por las sospechas de su homosexualidad. Cuantos de los autores que hoy lo atacan y censuran su obra, se espantarían si se utilizara como argumento contra un artista su condición sexual. Pero como dijo el escritor norteamericano Jason V Brock, “queda claro que la ironía no es para los graves”.

China Mieville, Older, Houellebecq… ¿Quién se acordará de estos escritores en varias décadas más? Imposible saberlo, toda escritura debe enfrentar el paso del tiempo. Sólo tengo claro que la oscura luz de Lovecraft seguirá presente, escapando desde los agujeros negros. Hoy, al cumplirse ochenta años de su muerte, sigue inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores.

Laura Miller, que escribió un destructivo artículo en la página web Salon.com, titulado condescendientemente “It’s OK to admit that H.P. Lovecraft was racist”, nos asegura que nadie está llamando a no leer a Lovecraft. ¡No faltaba más! En los años 80 nunca le hice caso a la censura pinochetista sobre que libros leer o no leer. Y hoy menos que nunca obedeceré a los censores y voceros de los “espacios seguros”, que no quieren confrontar con ideas incómodas y visiones revulsivas.

HPL, cuando te canonicen y luego te vuelvan a purgar de los altares del mainstream, cuando ardan tus libros en la hoguera, yo seguiré aquí, leyéndote.

Miguel Acevedo


Nota aclaratoria: para conocer la vida y obra de Lovecraft, es imprescindible el libro “Lovecraft. Una biografía” de L. Sprague de Camp (Valdemar, 2002). S. T. Joshi publicó el año 1996 “H. P. Lovecraft: A Life”, no traducida aún al castellano. Para Molina Foix, esta es su “más fiable biografía”.


martes, 28 de febrero de 2017

In Memoriam – Ed Bryant




Ed Bryant (nacido en 1945) murió el 10 de febrero recién pasado. Bryant asistió al Taller de Escritura Clarion en 1968 y publicó su primer cuento, "The Only Come in Dreams” en el Adam Magazine en 1970. Bryant fue nominada a su primer SFWA Nebula award por el cuento "Tiburón" en 1974 y ganó dos Premios Nebula por cuentos (short story) en 1978 (presentado en 1979) y 1979 (presentado en 1980) por sus historias "Stone" y "giANTS". Mejor conocido por sus narraciones cortas, en 1975 Bryant colabora en la novela Phoenix Without Ashes con Harlan Ellison, y en el guión para el piloto de televisión The Starlost.

En 1972, cuando Bryant se trasladó a Denver, fundó el Taller de Escritura del Norte de Colorado, organización que ha incluido a Melanie y Steve Rasnic Tem, Dan Simmons, Connie Willis, John Dunning, y otros autores de Colorado. También dedicó su tiempo a enseñar en otros talleres y ayudar a autores ascendentes.

El trabajo de Bryant ha aparecido en varios libros de las Wild Cards, una serie editado por George R. R. Martin y Melinda Snodgrass. Ha publicado nueve colecciones de sus cuentos. Además de escribir, Bryant apareció en dos películas de  Somtow Sucharitkul: The Laughing Dead y Ill Met by Moonlight .

En 1981, Bryant sirvió como maestro de ceremonias para Denvention II, la 39 ª Convención Mundial de Ciencia Ficción. Sirvió en un papel similar para Tucson 44, varios MileHiCons, y ArmadilloCon 4, entre otros. En 1993, se desempeñó como Maestro de ceremonias para los premios Nebula de la SFWA*.


Bryant fue galardonado con varios reconocimientos en premios importantes del género, como el ya nombrado Nebula de la SFWA, o el Hugo, Bram Stoker y Locus. Agreguemos para finalizar que algunos de sus libros han sido traducidos al español, y varios de sus cuentos han sido publicados en antologías de fantasía y ciencia ficción en nuestro idioma.



Algunas recopilaciones que incluyen cuentos de Bryant

Libro de cuentos de Bryant


Nota*: SFWA, Science Fiction & Fantasy Writers of America

domingo, 20 de noviembre de 2016

Libro ESPEJOS en edición PDF (Ediciones Plutón Negro)



(Mis estimados amigos, los dejo aquí con la versión en PDF del libro "ESPEJOS", escrito por Paz Correa y yo.)



Ediciones Plutón Negro se alegra mucho de poder ofrecerles aquí la segunda edición de “Espejos. Cuentos y Nanocuentos”, de los escritores Paz Correa y Miguel Acevedo.

Esta colección de microcuentos y nanocuentos fue publicada en papel por GatoJurel Ediciones, en agosto de 2015. Señalemos que unas pocas de estas narraciones breves aparecieron antes en el blog Le dicen poesía.

Los dejamos entonces con este PDF de descarga gratuita.

Esperamos de corazón que lo lean y nos envíen sus comentarios.


Ver la edición digital AQUI.


sábado, 9 de julio de 2016

Nota introductoria al libro "Velocidad", de Jaime Rodríguez

(Nota para el libro "Velocidad", de Jaime Rodríguez, publicado por GatoJurel Ediciones)


Nota Introductoria

Es muy grato para mí escribir esta nota introductoria al libro “Velocidad”, de Jaime Rodríguez, publicada por GatoJurel Ediciones. En los dos relatos que leerán a continuación, se encontrarán con un registro urbano y en algunos momentos realista, pero muy alejado de lo que hoy se entiende por esos términos. Jaime nos introduce en un mundo marginal, en el cuento que le da título a este breve libro, pero sin los típicos giros y lenguaje “naturalista” que hoy abunda en el cine chileno y en las teleseries, por ejemplo, donde la caricatura gruesa y la jerga supuestamente flaite impregna los diálogos y las actuaciones, sonando falso y vacío, mirado desde lejos por el “artista sensible” que hace una especie de turismo social en las cloacas de la ciudad. Aquí son personajes de verdad, que se mueven en los márgenes de la realidad vivencial de los segmentos populares. Y siempre buscando un escape, una grieta por donde salir de una precariedad  aplastante, quizás gracias a unas raudas zapatillas que hacen casi volar al protagonista de uno de estos cuentos.

Y en “Informe de Administración”, otra vez nos topamos con algunos personajes que se mueven al filo de la marginalidad, y otro al filo de la cordura. Aquí un simple informe de la administración de un conjunto de edificios, y las empresas ligadas a sus labores habituales, romperá los límites del aburrimiento tan típico de estos documentos grises que uno jamás leería completo, para transitar hacia los terrenos de una historia surrealista, casi dadaísta, con mucho humor, pero que ocurre en los típicos ambientes sociales de una ciudad chilena, y donde hay un conejo casi sacado de una de las aventuras maravillosas de la Alicia de Lewis Carroll, que invita con su sola presencia a uno de los protagonistas a preguntarse por su salud mental y física, y al lector por el tipo de registro realista donde pensaba estar cómodamente instalado leyendo, sin complicarse con una historia que lo invita a seguir atentamente y sin parpadear el desarrollo de los acontecimientos.

De muestra, un botón:

Personal de Mantención de la empresa “ 
”, cuyo nombre, como se puede ver, he colocado en wordart para que los malhablados, los peladores inmundos del Mauricio y del Chingao, cuando vean el presente Informe, comprueben con sus propios ojos, mirando en la pantalla, que sí me manejo en las otras funciones del programa “Word”, y que no ando pegándole a las teclas así no más, a tontas y locas, como me lo reprochan esos dos energúmenos.


Bueno, sin más vueltas ni preámbulos, los dejó para que disfruten los relatos del escritor Jaime Rodríguez.

Yo por mi parte espero leer pronto más narraciones de él.

Miguel Acevedo



Jaime Rodríguez

jueves, 2 de junio de 2016

LA LLEGADA

(Este relato comenzó como la idea de un argumento para un cortometraje, de preferencia algo que fuera junto con una canción, un trabajo artístico audiovisual. Pero se transformó en un cuento por derecho propio. Un cuento inspirado por las canciones de la banda Primavera Negra.
Aquí les dejo un ADELANTO, ya que espero publicarlo completo en el mediano plazo, en formato papel, idealmente.)






La Llegada

A Mario y Reinhardt

David se despertó con la desagradable sensación de que los dolores seguían ahí. Pero era sólo una sensación, un recuerdo que le dejaba un sabor amargo en la boca. Ya no tenía el suero inyectado en la mano izquierda, ni estaba en la clínica. Ya habían pasado algunos días de eso, afortunadamente el tiempo había pasado aunque fuera un poco. Estaba en su departamento, y en los dos primeros días después del alta, cada vez que se recostaba se quedaba de inmediato dormido. Efecto de tanto calmante que le habían inyectado, eso era lo que su novia le decía. Y ella, ¿dónde estaba? Se quedó un rato recostado en la cama, ya era de día pero no tenía ni idea de que hora era. Miró su reloj que estaba sobre el velador. Era la una de la tarde… ¿Qué día era? Estaba seguro que era un día de semana, pero estaba todo tan silencioso en la calle que parecía un domingo. Se levantó, tomó su teléfono celular, pero no había señal alguna. Llamó a Natalia, su novia; nada. Fue al comedor y prendió la tele, sólo vio rayas en la pantalla de los canales que marcó con el control remoto. Ahora le daban ganas de tener TV cable. Pero dejando ese pensamiento de lado, la situación lo empezó a preocupar. Se asomó a la calle por el balcón del tercer piso, no se veía a nadie abajo. Miró hacia Irarrázaval, un par de cuadras al norte. No se veían autos pasando por ahí. Empezó a alarmarse vagamente.

Bajó las escaleras hasta el primer piso, no estaba el portero y habían dejado la televisión encendida en el mesón de la entrada. Pura estática también. No vio a nadie cuando bajó. Caminó hacia la avenida Irarrázaval, y encontró una bicicleta botada en la acera. Ni lo pensó mucho, se subió a ella y tomó rumbó hacia Macul con Irarrázaval, a la casa de sus padres. En el horizonte se alzaba la cordillera.

Cuando había avanzado algunas cuadras hacia el oriente, vio algo que lo dejó perplejo. Se acercó lentamente, y se dio cuenta que en la acera había una estatua que nunca había visto ahí. Era un hombre, arrodillado y cubriéndose el rostro, en una expresión de profundo horror. La ropa, los rasgos, estaba demasiada bien hecha, era brutalmente realista. Se inquietó profundamente. No había nadie en la calle ni en las aceras. Siguió avanzando por la avenida. Al llegar a Pedro de Valdivia, la cosa se volvió más preocupante. Había varios vehículos abandonados, micros de la locomoción pública y un automóvil estrellado en el frontis de un banco. Por el cielo cruzaron raudamente dos helicópteros militares, pero más que vigilar o sobrevolar la ciudad, daba la impresión de que huían a toda velocidad hacia el norte. Al llegar a la esquina con Macul, vio un incendió en dirección a la Plaza Ñuñoa, una inconfundible columna de humo. Pero no se escuchaban las sirenas, ni de bomberos ni de ambulancias. Lo que si creyó escuchar, como un sonido a mucha distancia, eran los lamentos o gritos de una mujer.

Dobló por avenida Macul hacia el sur, y entró en un pasaje de casas bajas. Macul era un regadero de vehículos abandonados en medio de la calle. Entró a la casa de sus padres, y se dio cuenta de que ellos no estaban allí. Lo primero que hizo fue tratar de encender el televisor, pero no había energía eléctrica. Nada que hacer. Se sentó un rato en el living, ya francamente alarmado. Fue a la cocina, y se sirvió un vaso de agua de la llave. Por lo menos todavía hay agua, pensó.  Se asomó al pequeño antejardín, y sintió claramente que lo llamaban. Era de la casa del frente. Cruzó rápidamente y se encontró con Claudia, vecina de sus padres y amiga de su niñez.

Y ella le narró el horror de los últimos días.

Al parecer, David había dormido por lo menos dos días completos, después de haber llegado a su departamento tras la operación. Hacía dos noches atrás, una fuerza que sólo se podría describir como una potencia maligna había llegado a Santiago. En la primera noche se sintieron lamentos y gritos como de una mujer en distintos puntos de la ciudad. En plena madrugada, en las noticias dieron extras de último minuto diciendo que muchas personas en las comunas de la Zona Oriente habían experimentado una enfermedad inexplicable, por la que perdían toda movilidad y se transformaban en verdaderas estatuas de piedra. El mal se fue desplazando hacia el centro, aunque algunos testigos aseguraban que era más de un foco infeccioso, por llamarle de alguna manera. Luego comenzó una verdadera estampida, y los momentos más terroríficos se vivieron en Macul con Irarrázaval o en plena Alameda, donde una mujer de rasgos no muy definidos había desatado la histeria colectiva, señalando la gente que ella era la portadora del mal, ya no sólo entendido esto como la enfermedad descrita, sino como una maldad surgida de los abismos más profundos y los miedos más viscerales. En distintas zonas de la metrópoli se había cortado la energía eléctrica.

David miraba perplejamente a Claudia, como si ella no dimensionara lo que le estaba contando. Le preguntó si funcionaban los teléfonos fijos, y ella le dijo que sí. Y ambos se preguntaron si seguiría funcionando la internet. David decidió que pasaran la noche en la casa de ella, y fueron al pequeño supermercado de la esquina, a buscar cosas para comer.

Una vez ahí, en el lugar que más bien era un minimarket, se toparon con dos estatuas en la entrada y dos más en los pasillos del negocio. Ahora que sabía que eran personas, David no pudo evitar estremecerse al pasar cerca de ellos. Eran como estatuas de piedra. Y sus rostros daban la repugnante sensación de que seguían sufriendo una agonía inmóvil. David le comentó a Claudia que cuando se encontró con la primera estatua en la calle, tuvo la vaga y terrible percepción de que era un hombre. Tomaron algunas bebidas, unas latas de cerveza, pan y otras cosas, y se fueron de vuelta a la casa. David sintió de nuevo los lamentos, como un ruido originado a kilómetros de distancia, pero no dijo nada al respecto.

Y llegó la noche.

David cruzó a la casa de sus padres, diciéndole a una preocupada Claudia que sólo sería un momento. Sabía que su papá, como buen cincuentón, tenía una radio a pilas y una linterna. Afuera la noche estaba muy oscura, y pensó en la vieja expresión “como boca de lobo”. Iba utilizando el celular para iluminar el camino. Afortunadamente encontró lo que buscaba. De vuelta, en los pocos metros que había que caminar hasta la casa de su amiga, escuchó claramente los lamentos a lo lejos, viniendo desde el poniente. Sintió como se le erizaron los vellos de la espalda. Una vez en el living de Claudia, encendieron la radio y dieron con una emisora de AM. El periodista o lo que fuera, señalaba que el caos había afectado principalmente a Santiago y Viña del Mar. Pero como el contagio y los terribles sucesos habían ocurrido en la capital, la situación era muy complicada. Y aunque le llamaban contagio, nadie podía asegurar que el mal de las personas convertidas en piedra era contagioso, pero le seguían diciendo así. David y Claudia resolvieron que sería mejor no tocar ni acercarse demasiado a las estatuas, como precaución. Sin olvidar que en realidad no daban ganas de estar junto a ellas, ya que todas las que habían visto tenían rostros de miedo y expresiones de dolor. El locutor agregó de que había problemas con el suministro eléctrico en varias comunas de las dos ciudades, y se suponía que la situación sólo estaba afectando a la zona central del país, pero no había informaciones muy precisas del exterior, ya que las telecomunicaciones, incluyendo la internet, se cortaban y reanudaban, erráticamente. Luego algunas personas llamaron por teléfono a la emisora, diciendo más que nada incoherencias y balbuceos histéricos, pero la cuarta llamada los conmovió. Era la voz de un joven que contaba que la noche que todo comenzó, como a las tres de la madrugada, se empezaron a sentir los fuertes lamentos que venían desde la calle, cerca del centro de Santiago. Él salió de su casa, y junto a varias personas más vieron a una mujer que caminaba por el medio de la avenida. Sus cabellos se ondulaban en el aire. Una señora, visiblemente alarmada, se le acercó más para preguntarle que le sucedía, y de pronto la señora chilló de miedo y se comenzó a convertir en una verdadera estatua. Varios de los que estaban mirando salieron corriendo, pero otros se seguían acercando a la mujer, como hipnotizados por sus lamentos. Otro transeúnte se convirtió en piedra. Algunos perros huían espantados, pero dos o tres estaban frente a la mujer, ladrándole con fiereza. En el aire comenzaron a saltar y a reventar los cables eléctricos. El joven contó que salió corriendo, y que en un momento se había sentido como obligado a mirar al rostro a la mujer, lo que hubiera sido su fin. No dudaba de eso. Rompió en llanto al aire, y la radio quedó un momento en silencio. David y Claudia se miraron, conmovidos y con temor, y ella le confesó que escuchaba unos lamentos a lo lejos. Apagaron la radio y se fueron a dormir, Claudia en el dormitorio y David en el living. Apenas pudo conciliar el sueño, y en las primeras horas de la mañana tomó una decisión: iría a ver a Natalia a su casa, ya que no se había podido comunicar con ella.

Cuando le contó lo que quería hacer a su amiga, ella le dijo que lo acompañaba, y que no tenían para que ir caminando, ni en bicicleta, ya que tenía las llaves del auto de los Fernández, unos vecinos, estacionado en el fondo del pasaje. Ellos no estaban. David le preguntó si le habían dejado las llaves a ella, y Claudia le contestó que en verdad había entrado a su casa y las había tomado. Dejaron una nota en la puerta de los Férnandez, pensando en que podrían volver, más de una forma mecánica que creyéndolo realmente. Y partieron por Irarrázaval hacia el poniente, en un día iluminado por el sol. Natalia vivía en un edificio en San Isidro, a pocas cuadras de la Alameda, en pleno centro de la ciudad.


Al llegar a Vicuña Mackenna y doblar hacia el norte, la cosa se volvió muy complicada. La calle estaba llena de vehículos abandonados, incluso algunos policiales y buses de la locomoción pública. Así que se bajaron y comenzaron a caminar. Vieron algunas siluetas en las ventanas de los edificios, pero más de una estaba tan fija, tan inmóvil, que llegaron a la conclusión de que estaban petrificadas. Pero otras claramente eran personas, mirando con precaución. Y David se acercó a una larga pared donde había varios rayados hechos con un stencil; era simplemente el rostro de una mujer, con los ojos blancos y el pelo arremolinado, casi como serpientes moviéndose alrededor. Vieron algunos gatos y perros corriendo o caminando por la calle. Por el cielo, pasaron más helicópteros, y un avión a reacción  a muchísima altura.

(...)

Miguel Acevedo

martes, 3 de mayo de 2016

Reseña para "Espejos", de Paz Correa y Miguel Acevedo.

Reseña para el libro de narraciones breves y nanocuentos "Espejos" (de Paz Correa y Miguel Acevedo), escrita por José Olivares, en una edición especial de GatoJurel Ediciones para el pasado Día del Libro.


RESEÑA  ESPEJOS

Espejos es un interesante ejercicio literario, que Paz Correa y Miguel Acevedo,  saben dar un nuevo aire, o más bien una nueva mirada; este ejercicio no consiste sólo en compartir una hoja en blanco, sino más aún lograr espejear y confundirse entre las imágenes propias y las ajenas, entre el relato íntimo y el denunciante, entre el testimonio y la crónica. Así,  estos dos autores nos pasean por un paisaje reconocible e invisible a la vez, para llevarnos por diversas emociones, emociones que nos reflejan  como sujetos nobles y precarios.


El “espejo” como fenómeno es siempre un ejercicio plural en su naturaleza singular, es así como una singular mirada puede reflejar lo que de universal tenemos. Este texto reivindica el acto de observar, con la generosidad y valentía del que se para de frente a un espejo, para mirar a un otro.

José Olivares



lunes, 25 de abril de 2016

Se viene, se viene...

He estado revisando un cuento, y terminando de escribir otro...

A la brevedad, publicaré aquí algunos adelantos. 





jueves, 14 de abril de 2016

Sobre August Derleth


Al habitante del Paraje de los Halcones, el corazón que levantó Arkham House, con todo mi cariño.

August Derleth es uno de los integrantes más conocidos del Círculo de Lovecraft, grupo de autores que se reunieron en vida en torno a la figura del escritor norteamericano de ficción extraña H. P. Lovecraft, y que establecieron una fructífera amistad con él, fuera a nivel personal, o sólo como amigos epistolares. La mayoría de estos escritores, como el propio HPL, publicaban sus escritos en las revistas pulp, revistas de papel barato que editaban sobre todo literatura de misterio y terror, y luego de ciencia ficción, allá por las décadas de 1930 y 1940 en los Estados Unidos, época de la edad de oro de la literatura pulp. Algunos de los miembros del círculo de Lovecraft, y vinculados a revistas como Weird Tales, una de las más reconocidas, fueron Frank Belknap Long, Clark Ashton Smith, Robert E. Howard, Donald Wandrei, el jovencísimo Robert Bloch o el ilustrador Virgil Finlay. Entre ellos, teniendo como núcleo central cuentos de Lovecraft como “La llamada de Cthulhu”, fueron levantando el terror cósmico, o lo que algunos estudiosos han denominado el “cuento materialista de terror”, y que posteriormente fue conocido como Los Mitos de Cthulhu, en torno a la demonología cósmica creada por el gran autor de Providence. Pero aunque Lovecraft publicó muchos de sus cuentos, incluyendo verdaderas novelas como “En las Montañas de la Locura” (o una gran cantidad de artículos en la prensa amateur, muy dinámica en la primera mitad del siglo XX en Norteamérica, y de la cual él era un verdadero activista), sus narraciones fueron editadas por las revistas como Weird Tales o Astouding, pero nunca publicó un libro en vida.





Tras la trágica muerte de Lovecraft, en 1937, Derleth y Donald Wandrei se acercaron a varias editoriales para publicar una recopilación de sus cuentos, pero no obtuvieron éxito. Ahí es cuando August Derleth, junto con Wandrei deciden crear la editorial Arkham House, en 1939, para difundir en libros los cuentos y otros trabajos de HPL. El primero fue “The Outsider and others”. La idea era también editar otros trabajos y también selecciones de las cartas de HPL a sus amigos, de entre las ingentes cantidades de misivas que él escribió. Y luego la idea se fue extendiendo a publicar libros de ellos mismos, y de otros escritores de las revistas pulp, fueran o no del Círculo lovecraftiano, cuando las revistas de ese tipo estaban ya en franca decadencia, tras la Segunda Guerra Mundial. Ahí fueron sumándose al catálogo de Arkham House escritores de horror como los ya nombrados Derleth, Wandrei, Ashton Smith, Bloch y Belknap Long, y son publicados también E. Hoffman Price, Nelson Bond, Seabury Quinn, Mark Schorer, o clásicos de la literatura de terror de la talla de Arthur Machen o William Hope Hodgson. Y no olvidemos a las escritoras, autoras como Greye La Spina o Mary Cunselman. En Arkham House encontró también el lugar para publicar sus primeros libros Ray Bradbury, la colección de relatos “Dark Carnival”. O el destacado escritor Fritz Leiber.





Derleth siempre incluyó a escritores ingleses, como los ya nombrados Machen y Hodgson, además de otros autores verdaderamente clásicos de la literatura de horror, entre los  cuales podemos señalar a Algernon Blackwood o M. P. Shiel; y fruto de esto y el interés por incluir a nuevos autores fue que en 1964 editó el primer libro de cuentos de Ramsey Campbell, de tópicos lovecraftianos, cuando este genial escritor tenía sólo 17 años. La relación epistolar de Derleth con varios de estos escritores duró años y en algunos casos se cimentó en amistades de varias décadas.

En Chile, Derleth es conocido entre los aficionados y cultivadores de la literatura fantástica sobre todo por su pertenencia al Círculo de Lovecraft, y por sus cuentos de los Mitos de Cthulhu, algunos de los más famosos “La Habitación Cerrada” (verdadera continuación de “El Horror de Dunwich”, con elementos de otra historia de HPL, “La Sombra sobre Innsmouth”) y “El que acecha en el umbral”, relato que por su extensión es más bien una novela. Aunque ambas han sido publicadas o traducidas como colaboraciones entre Derleth y Lovecraft, son en estricto rigor obras del primero. Pero Derleth no sólo producía ficciones inscritas en la cosmogonía de los Mitos, también escribía ficción de horror sobrenatural de otros temas, y también cultivó la poesía (*), y escribió relatos policiales, ciencia ficción, aventuras juveniles, y en un plano de escritura “seria”, fue un gran narrador de la denominada literatura regionalista norteamericana, uno de cuyos mayores exponentes fue el Premio Nobel de literatura Sinclair Lewis, conocido de Derleth. August Derleth vivió como escritor profesional, y además fue editor y antologista. Una de sus autobiografías está publicada en una página web de autores cristianos. Y fue además un gran defensor de la naturaleza y de las posiciones que hoy llamamos conservacionistas, del medio ambiente. Algunos de sus libros del regionalismo buscan retratar y rescatar cómo era su Wisconsin natal, donde estaba su casa, construida por él mismo, y la editorial Arkham House.





Una de las mayores críticas que se le hacen a Derleth, es que su sistematización de los Mitos obedece a una visión maniquea, propia del cristianismo, que divide el universo del terror cósmico entre los Grandes Antiguos, demoníacos y enemigos de la humanidad, como Yog Sothot o Cthulhu, y los Dioses Arquetípicos, que son potencias benevolentes, y que en ocasiones ayudan a los hombres en su lucha contra el horror innominable y la locura apocalíptica que significaría un nuevo reinado de los Primigenios sobre la Tierra. Lovecraft era ateo y su ficción era más bien amoral y pesimista, sus seres extraterrestres y extradimensionales estaban más allá del bien y del mal, y la existencia de los humanos les era indiferente. Como ha señalado S.T. Joshi, uno de los mayores estudiosos actuales de la obra lovecraftiana, “Derleth concibió en su propia imaginación una raza de dioses benignos llamados ‘Arquetípicos’ (raza que no existe en la ficción de Lovecraft) como una fuerza de ‘bien’ y de contrapeso ante los ‘malos Primordiales’ (Cthulhu, Yog-Sothoth, etc.)”. Pero no olvidemos que en algunos relatos de HPL, concretamente en “El Horror de Dunwich”, los protagonistas humanos como Armitage logran vencer a Wilbur Whateley, quien buscaba el retorno de los Antiguos para erradicar a la humanidad y llevar a la Tierra a sus impíos dominios, un triunfo de la insignificante raza humana contra las potencias más oscuras.


Hace algunas décadas atrás, no era sencillo conseguir libros o narraciones de Derleth en español. Gracias a la labor de Rafel Llopis, Alianza Editorial publicó la antología imprescindible “Los Mitos de Cthulhu”, donde vienen algunos cuentos de este escritor. También publicaron la ya mencionada “El que acecha en el umbral”. Otras editoriales, muy importantes en la difusión de la literatura pulp en los países hispano hablantes durante los años 70, como Editorial Molino o Ediciones Dronte, publicaron antologías de cuentos donde se incluyeron relatos de Derleth, como “La Casa del Valle” o “El testamento de Clayborne Boyd”. Hoy, gracias a editoriales españolas como “La Factoría de Ideas”, Valdemar o la misma Alianza editorial, es más fácil encontrar libros de este autor en nuestro idioma, pero siempre más bien de su faceta lovecraftiana, como continuador y sumo custodio de los Mitos.



Un tiempo en Estados Unidos se volvió parte de los chismes de los fanzines, descalificar ácidamente a Derleth, tras su muerte en 1971. Como buenos cobardes, algunos esperaron que el enérgico editor falleciera para sacar sus cuchillos y atacarlo. Estas críticas de índole personal no tienen mayor importancia, pero lograron mellar un poco la gran labor editorial de Derleth, y su contribución a mantener viva la memoria y la obra de su venerado amigo, HPL. Se puede decir eso sí, en el plano crítico de sus cuentos del Ciclo de Cthulhu, que estos son muy repetitivos y monotemáticos. Yo recomiendo, siguiendo un consejo de El mar de tinta, “consumir con moderación” sus relatos, para no agotarse con historias que pueden ser a veces muy similares, recargadas con los seres, lugares geográficos y libros inventados por Lovecraft, y a los cuales Derleth agrega sus propias creaciones.

Más allá de las legítimas críticas contra August Derleth, o las distintas apreciaciones de su obra, jamás debemos olvidar que si hoy conocemos y valoramos la literatura de horror sobrenatural de Lovecraft, y podemos disfrutar de sus narraciones y temblar de escalofríos, es en parte gracias a la incansable labor de su amigo Derleth por publicar sus escritos y mantener vivo su legado, salvando a este escritor maldito del abismo del olvido.

Miguel Acevedo M.


Nota: (*) recordemos que también Ashton Smith como Frank Belknap Long, o el propio Lovecraft, eran poetas además de prosistas.


Enlace recomendado (en inglés): The August Derleth Society

lunes, 1 de febrero de 2016

GORGONA


Próximamente, la banda chilena Primavera Negra lanzará su nuevo disco, Gorgona. 
En este grupo participan mis amigos Mario Del Castillo y Reinhardt Schulz, e inspirado por conversaciones con ellos y por sus canciones, escribí mi cuento de terror "La llegada", el que publicaré en una fecha próxima. Todo esto fue en el marco de un proyecto de video de la banda.
En este blog, a la brevedad postearé un adelanto de dicho relato. 

Los dejo ahora con un tema de Primavera Negra.


martes, 1 de diciembre de 2015

Escritos de juventud: Comunicación unilateral (cuento)

Comunicación unilateral

Así son las cosas, hijo. Los puntos están puestos sobre las íes. Tú lo entiendes bien, estoy seguro; somos gente adulta y nos entendemos. Ahora debes empezar a desenvolverte con visión a un futuro éxito en el mundo. Sólo aterrizando puedes lograrlo.

Las formas de la oficina se mantienen rígidas y estables ante la inexorable mirada. Las miradas de los dos hombres se cruzan y de pronto se derraman sobre el contorno de los muebles, la del muchacho quiere saltar por la ventana. El cigarrillo se contornea como un ebrio en la boca de su padre y crea formas abstractas, sin ninguna estructura. El humo llena las paredes e irrita los ojos. El joven asiente con obediencia; si padre; claro, papá.

Estamos de acuerdo, pues. No más tonterías. No más años perdidos estudiando arte o literatura u otros caprichos. Harás algo práctico. Tendrás trabajo aquí; no necesito más personal, pero siempre habrá cupo para mi propia sangre.

La joven cabeza asiente, pero no su contenido. Son movimientos reflejos, aprendidos en todas las conversaciones con papá. El río de personas sigue avanzando torrentoso afuera; es sólo cosa de asomarse por la ventana y ver el bloque compacto y pútrido de gente, edificios grises derramando ventanas, empleados de oficina, autos regalando generosos su humo, mujeres, lindas liceanas, escaparates y un poco de cielo arriba para que recuerdes el smog.

Saldrás adelante, estoy seguro. Tu madre no lo cree, pero las mujeres son así, nunca confían en nosotros los hombres, que somos los que manejamos la buena marcha del mundo. Pero cuando vea lo que rindes, estará de acuerdo conmigo. Así es, hijo. Con dinero se construye el porvenir.

El muchacho no está ahí, pese a verse tan rígido. Las clases son tan placenteras. El profesor Ramírez es del uno, lee siempre mis poemas. Está también con su polola, revolcándose con ella en la cama, sintiendo su exquisito cuerpo bajo el de él.

Ahora todo lo que compres será con tu fruto.

Claro, papá. Siente que el sí papá todavía suena en la oficina. Sí papá, sí papá. Suena una y otra, otra, otra vez. Rebota en el escritorio, en el archivador, el alfeizar, su chaqueta. Salta por la ventana y se multiplica en todas las ventanas del edificio del frente, y sale disparado hacia arriba y abajo.

Entonces, está hecho. Se termina el semestre y chao universidad. Te vienes para acá, a codearte con gente de trabajo.

Los sí papá están occisos en su garganta. Le hacen cosquillas a su laringe esos cadáveres. Se conforma con los espasmódicos movimientos de aprobación de la cabeza. Se sienten los rumores de las otras oficinas; teclean en la máquina de escribir, sorben café, apuran un cigarro. Alguien se mira en su espejo y se embadurna con inútiles implementos. Una sombra suspira sobre una factura. Voces y rumores. El joven imagina un monstruo con forma de hidra rematado en muchas cabezas de cristal, que reflejan el rostro de su padre, recorriendo las dependencias.

Todo perfecto, desde julio comienzas a trabajar aquí. Tu madre estará feliz, como yo. Date este tiempo para olvidar los jueguitos artísticos y despedirte de tus amigos y profesores. Nada de lloriqueos, jajá. Sé hombre.

Se levanta del asiento y un frío apretón de manos adorna un instante la oficina. El humo del cigarro se ha asentado ya en los pulmones. Así que para esto me querías, papito. Sale de la oficina y del piso. Baja en un ascensor que no se digna a dirigirle la palabra. Otro sí papá brota de uno de sus ojales. Cruza un pasillo que se alarga en sus extremos, sale del edificio y se va a hundir en la masa gris y compacta de la gente. Se mueve con las ondulaciones de los demás, sigue el ritmo mientras las palabras vuelan de un lugar a otro. Sabe que, secretamente, los edificios y las cabinas telefónicas y los kioscos se burlan de él y su desgracia.

Camina por el bandejón central de la Alameda, hasta que encuentra un escaño vacío y se sienta ahí. Mira la luz del sol a través de las hojas de un árbol. Y comienza a recorrer mentalmente los caminos que lo llevaron a esa cloaca de la existencia.

Miguel Acevedo M.



Nota del autor: este cuento lo escribí hace décadas atrás, cuando tenía unos 19 años. Le hice unas correcciones mínimas a la redacción, ya que lo que me interesa es mantener el estilo que tenía en esos años. No me motivaba volver a escribirlo. Pero el borrador que encontré terminaba en la parte que dice “… se burlan de él y su desgracia.” Yo sabía que no terminaba ahí este relato, por más años que han pasado recordaba  que concluía con el protagonista sentado en un escaño de la Alameda… Así que le agregué las tres últimas líneas, esperando ser fiel al espíritu original del cuento, a pesar del tiempo transcurrido.


Espero que les haya gustado.

HPL

 El 20 de agosto de 1890 nacía el escritor norteamericano H. P. Lovecraft. (Ilustración de un número especial de la mítica revista "Hea...