domingo, 6 de enero de 2019

La metáfora del Traje Rojo.



Hemos cambiado nuestra manera de ver la sociedad en lo que respecta al género y sus matices. Puede ser que no a todos les acomode este grito feminizado, puede ser también que a otros no les suene tan exclusivamente femenino el llamado y lo considere inclusivo y justo. Sea cual sea el lugar que decidamos ocupar, no podemos negar que el prisma desde donde observábamos como sociedad la igualdad de género ya nunca volverá a ser el mismo, algo se ha movido, las piezas culturales repetidas y gastadas ya no calzan como solían encajar después de tantos años de costumbre.

La mujer se ha instalado como protagonista en el debate por la igualdad de género. La pelea es necesaria y coherente solo si este grito se genera desde la lucha de clases y no desde los márgenes patriarcales elitistas, que nos ha inventado como publicidad de retail la televisión y la prensa fascista y servicial.

La mujer como ser humano completo, propia de su identidad, libre para elegir su destino, caminando a paso firme junto a la compañera trabajadora, perteneciente a la clase obrera, la dueña de casa, la madre pisoteada por el sistema capitalistas de las deudas carcelarias. La lucha feminista será de clase o no será, gritaba una pared de Santiago centro.

Hace unos años atrás, conocimos a Jimena Estrella Rojas Huerta, bombera de la 4ª compañía de Ovalle, con sus 35 años es la mujer más antigua de su compañía e integrante del cuerpo de rescate.

Ha sido reconocida por sus pares con quienes ha trabajado codo a codo para desarrollar su vocación de servicio.

Jimena es Educadora de Párvulos en ejercicio, con carga horaria completa y con todo el trabajo docente que eso significa. Madre de tres hijos en temprana edad escolar.

Ser bombero es un honor que solo el amor al oficio rinde, nosotros, encantados con las innumerables historias del heroico trabajo nos hemos animado al homenaje. Dejar los niños con la abuela a mitad de la madrugada para correr a la emergencia es sin duda la aventura más digna de su vida.

Ser bombero es un trabajo sin género, razón por la cual no vale para este aplauso decir bombere, ni bombera, dejemos por un minuto la odiosidad de las vocales finales mal usadas y comencemos a respetarnos e incluirnos así, dentro de esta metáfora del casco y el traje rojo.

Pensemos en el largo día que tenemos en la memoria al caer la noche, precedida por la organización de otra jornada interminable del trabajo que aún no llega. Piense en lo que le queda por hacer, hasta ver el silencio interrumpido por la sirena del cuartel de su comuna.

Jimena u otra mujer bombera estará en algún lugar, corriendo por las calles hasta encontrar locomoción, llegará al cuartel e introducirá su fémino cuerpo en un traje gigante, bajará el visor de su casco y se camuflará entre sus compañeros, aferrada al carro y bajo la luz de la sirena.

Al día siguiente, el sueño y la carga horaria no le quitarán la sonrisa, la sonrisa satisfecha y reluciente tras su delantal verde.

GatoJurel Ediciones.

2 comentarios:

  1. Amigo hace tiempo no leía algo en tu blog, tuve una alumna que es bombero de pirque, con grado y todo. Lo bueno de su historia que es una joven luchadora y tenaz que fuera de su carrera de cosmetologa y sus campañas en el partido comunista, aun le quedan fuerzas para rescatar personas, fue la primera de su promoción. Buen articulo.

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  2. :)
    Nuevamente agradecemos tan interesante y útil ventana.
    Gracias Miguel

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