(Para Mario, René, José Manuel y Pedro)
Cuando recién
comenzaba la hoy tan mítica década de los 80, a los cines chilenos llegaba la
película “Zombie, el amanecer de los muertos”, con prometedoras frases
publicitarias del siguiente tono: “Cuando no haya más espacio en el infierno,
los muertos caminarán sobre la tierra”. En ese tiempo, hasta publicaron una
nota de la cinta con espeluznantes fotografías en una revista tipo Cinegrama,
la que leíamos y releíamos con mis tías y tíos en Cartagena. (Muchos años
después averigüe que esas fotos en realidad pertenecían a la película Zombie 2,
del innominable y nunca bien ponderado Lucio Fulci.)
Zombie 2, de Fulci. |
Y fue
precisamente en el balneario de mi infancia y adolescencia, que vi “Zombie, el
Amanecer de los Muertos”, en el cine Central. Debo confesar que me costó verla
completa, por su impactante estilo gore. Pero luego la fui a ver muchas veces
más al cine, especialmente con mi hermano y mis amigos de la época, calculo que
en unas 6 ó 7 ocasiones por lo menos. Incluso mi amigo Mario, en un arranque de
fanatismo totalmente adelantado a la época, entró con una radiograbadora a una
sala donde la exhibían y grabó el sonido ¡en un caset!
En esos años
había comenzado una verdadera edad de oro negra del cine de terror, arrancando
con películas visionarias como la ya nombrada “Dawn of the Dead” (título
original de Zombie), de 1979, o con películas como Halloween (1978), La Niebla
(1980) o The Thing (1982), de John Carpenter; Alien (1979) de Ridley
Scott; Mad Max (1979) y Mad Max 2
(1981), de George Miller; las inolvidables Scanners (1981) y Videodrome (1983),
de David Cronenberg; Phantasma (1979) de Don Coscarelli; Martes 13 (1980) de Sean
S. Cunningham; o Sangre de Bestia (1982), de Philippe Mora. Incluso Steven
Spielberg se sumó a esta ola del cine de terror fantástico, con “Poltergeist”
(1982), dirigida por Tobe Hooper, artista hoy ninguneado como si sólo el genio comercial
de Spielberg hubiera podido realizar ese clásico del terror. Y no olvidemos a
una mujer como Barbara Peteers, que dirigiera la brutal y sanguinaria “Monstruos
del Abismo” en 1980 (*).
Todas esa
películas llegaron a los cines chilenos, y con mi pandilla de la época las
vimos casi todas, en los cines de estreno en el centro de Santiago, o cuando
eran repuestas en salas como el Prat, el Río, el Mayo o el Capri, o en los
cines de Cartagena. Una de ellas, la alucinante y fantasmagórica Phantasma,
sólo la pude ver recién hace un par de años atrás.
viñeta del dibujante Christiano |
Pero los que
más me marcaron fueron Romero y Carpenter, quienes como muy bien dijera mi
amigo el dibujante Christiano, dejaron demostrado “que el buen cine se puede
hacer sin recursos, y no es necesario hacer un panfleto ilustrativo para hacer
cine político y anticapitalista”.
Recordemos
que la saga de los muertos comegente de Romero arranca en 1968, con la
extraordinaria película “La Noche de los Muertos Vivientes”, con ese
inolvidable protagonista negro (el actor Duane Jones) y una mujer blanca,
Bárbara, interpretada por Judith O'Dea. Las tensiones entre ellos en medio del
drama apocalíptico, la fotografía en blanco y negro y la violencia del filme,
lo levantan al altar de los imprescindibles del género. En 1979 Romero nos
entrega “Dawn of the Dead”, con las actuaciones de David Emge, Ken Foree, Scott
H. Reinigerv y Gaylen Ross. Como decía un expositor en una charla antes de su
exhibición en el cine arte de la Universidad Católica, es una película que
empujo los límites de la censura. Luego vendría el “Día de los Muertos” en
1985, cinta de violencia gráfica la que lisa y llanamente no se exhibió en las
salas chilenas. Aquí algunos humanos quieren domesticar a los zombies, idea que
hemos vuelto a ver en “28 días después”, o en el cierre de la saga del propio
Romero.
Décadas
después, el genio retoma la antorcha con “La Tierra de los muertos”, el 2005.
Aquí la crítica social es ácida, disolvente. Estos no son zombies corriendo
como atletas poseídos o atacando como
millones de hormigas, esto es lucha de clases pura y dura. En el 2007 nos
entrega “El Diario de los Muertos”, una especie de nuevo comienzo de su
apocalipsis zombie. Y finalmente llegó “Survival of the Dead”, el 2009.
Y no
olvidemos otras películas memorables de este gran director norteamericano, como
KnigthRiders (1981), Creepshow (1982), su tremendo homenaje visual a los cómics
tipo “Tales from the Crypt” y EC comics, donde colabora con su amigo el
prolífico escritor Stephen King, que hasta actúa en esta película. Monos
Diabólicos (1988), una joya por donde se la mire. Y La mitad oscura (1993),
adaptación de una novela del ya nombrado King. Esto sólo para nombrar algunos
hitos de su carrera (**).
Stephen King haciendo del loco del pueblo. |
Romero fue
además guionista y productor. Fue por ejemplo el productor ejecutivo del remake
de “La Noche de los Muertos Vivientes” (1990) de Tom Savini, experto en efectos
especiales de maquillaje. Es una nueva versión bastante digna del clásico, con
una impresionante protagonista femenina, Bárbara, interpretada por Patricia
Tallman.
¿Qué se puede
decir de un artista como él, ahora que nos ha dejado? Un visionario, que abrió
nuevos caminos para el cine como medio de expresión y crítica, de espíritu independiente,
como el personaje principal de “La tierra de los muertos”, que al final del
film, no se va ni con los humanos, ni con los zombies que siguen su marcha (con
un verdadero líder al frente de la manada de los muertos al que llegó a
respetar).
No, él sigue
su camino solo.
¿Qué palabras
dedicarle a un cineasta de la talla de Romero?
Adiós, amigo
querido.
Miguel Acevedo
Notas (*) Peteers, una de las pocas mujeres
cineastas especializada en exploitation y cine trash, en los años 70 e inicios
de los 80. Trabajó varias veces con el estudio New World pictures, del
legendario Roger Corman.
(**) Para una
completa filmografía de George A. Romero, recomiendo consultar el excelente
sitio web IMDB.
George Romero es de aquellos cineastas que una vez que observas una de sus películas ya no puedes parar más, con un estilo visual sugerente, atractivo en lo estético hasta la saciedad máxima te envuelve, pero además es un ácido crítico del sistema neoliberal, definiéndonos en una estampa de la sociedad de muertos vivientes que hemos creado, es un interesante escrito lo tuyo para una de las figuras más notables del cine de terror, como última cosa estoy de acuerdo que se le echara mucho de menos
ResponderEliminarUn artista para admirar, de esos que señalan caminos. Un detractor de la sociedad de consumo de los zombies en vida.
ResponderEliminarSu muerte ha sido una verdadera pérdida para el cine.
Saludos para ti.
Hace rato que tenía pendiente dejarte mis palabras sobre este otro sentido texto tuyo, que no deja de "llegarme", por tratarse sobre uno de esos artistas que tantas satisfacciones nos han dado. Es así que a lo largo de nuestras más de dos décadas de amistad (¡Qué rápido pasa el tiempo y qué "viejos" nos vamos poniendo!), numerosas han sido nuestras charlas alabándolo...
ResponderEliminarHemos perdido a otro de los grandes, a otro de esos hacedores de historias inolvidables y que más allá de horror de sus argumentos, aportó al mundo otra forma de hacer belleza a través de sus obras (aunque suene raro en su caso ¿No?). Son entendibles los lamentos por su muerte, pero al menos tuvimos la suerte de tenerlo entre nosotros y eso es algo para sentirnos dichosos.
El cine de terror y fantástico alcanzó verdaderas cumbres, de la mano del genio indiscutible de Romero.
EliminarGracias por comentar aquí.