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a continuación una entrevista que me realizó mi amigo Elwin Álvarez, autor del
blog El Cubil del Cíclope.
Entrevista a Miguel
Acevedo
1- Cuéntanos, por favor, cómo fue tu
acercamiento y enamoramiento con el mundo de la literatura.
En primer lugar,
muchas gracias por esta entrevista, estimado amigo y bloguero.
Mi enamoramiento con la lectura primero, partió en mi lejana
infancia, cuando descubrí las revistas de cómics gracias a mi padre y mi
abuelo. “Turok”, “Superman”, “Batman”, “Tarzán” y “Kaliman” me hicieron
enamorarme de sus viñetas y de sus aventuras. No puedo dejar de mencionar que
los primeros cuatro títulos los conocí en las ya legendarias Ediciones Novaro,
de México. Y aunque recuerdo varios libros de mi adolescencia, creo que me
enamoré de la literatura en tercero medio, gracias a las librerías de la calle
San Diego, y los libros que me recomendaban amigos que estaban en la misma
sintonía que yo, como Mario Del Castillo. Y ahí comencé a leer desde Parra y
Neruda, hasta Poe y Lovecraft, sin olvidar a los autores del llamado Boom
latinoamericano, como Julio Cortázar. Partí con la ciencia ficción y el horror,
eso sí. Un rol destacado en esta pasión por los libros, la tuvieron en mi
juventud las bibliotecas públicas, como la Biblioteca nacional, la Biblioteca
municipal de Providencia y la Biblioteca 4, de calle Dieciocho.
2- En tu primer libro
“Cartelera de Cine” el séptimo arte es la gran estrella de tus textos… ¿Qué
papel cumple en tu vida esta expresión artística?
También es un amor que viene de la niñez. Mi madre en primer
lugar, nos llevaba al cine a mí y a mi hermano, a ver las películas que
nosotros queríamos, de dibujos animados o de ciencia ficción, teniendo un
espacio destacado las animaciones japonesas y el kaiju eiga Estamos hablando de
los años 70, cuando se estrenaban en los cines cintas de la Toho o animaciones
de la Toei, hechas en Japón en la década anterior. Mi padre también nos llevaba
al cine, y luego en la adolescencia comenzamos a ir solos con mi hermano, o yo
empecé a ir con mi pandilla de amigos de esa época, también con algunos compañeros
del liceo, o simplemente disfrutaba con ir solo. Un rol destacado lo tuvo el
balneario de Cartagena, donde íbamos en familia a veranear religiosamente cada
año, y eran infaltables las idas a los cines Central y Francia. Cómo ya lo he
señalado en más de una ocasión, es de lamentar que tantos cines del litoral
central y de Santiago hayan desaparecido con la modernización capitalista de
las últimas décadas en Chile. Y no falta el cínico que, con lenguaje de
periodista, dirá que “son los costos de progreso”.
Y al hablar del séptimo arte, no puedo olvidar la influencia
del cine arte en mis gustos, y en mis preocupaciones estéticas. Es de esperar
que las pocas salas que se especializan en cine arte e independiente, no
sucumban ante las grandes cadenas.
3- Eres un escritor
de crónicas, cuentos, microcuentos (o nanocuentos como te gusta llamarles) y
poemas… ¿Cuál de todos estos géneros y/o subgéneros te agrada más a la hora de
escribir? (explica tu preferencia)
Los cuentos son lo que más me gusta escribir. Es un género
que de joven me ha apasionado, tanto para leerlo como para cultivarlo. Te
confieso que mis primeros intentos de escribir cuentos datan de la enseñanza
media, pero desgraciadamente no conservé ninguno de ellos. El más antiguo que
logré salvar es “Comunicación Unilateral”, pero ese lo escribí cuando tenía
unos 18 ó 19 años. Creo que es un género de narrativa que puede entregar mucho,
en pocas páginas. Y debe ganarte por K. O. como señalaba Julio Cortázar. De
todas maneras, me gustan los cuentos que no sólo terminen de forma impactante,
sino los que tienen aires poéticos, o una fuerte carga emotiva. Se me viene a
la cabeza el nostálgico relato de ciencia ficción “30 días tenía septiembre”,
de Robert F. Young. O esos relatos breves de una gran profundidad y que te
presentan un pequeño universo que te atrapa y frente al que tus sentidos no
tienen defensas posibles, como el extraordinario “Sredni Vashtar”, de Saki, muy
recomendado por mi amigo Astarajael, otro bloguero a tener en cuenta.
Ahora, como desafío personal, me gustaría mucho escribir una
novela. Típico que en la juventud comencé una, que no avanzó mucho, pero me
reservo el nombre por si alguna vez reintento esa empresa. Aquí debo confesarte
la sana envidia que siento por mi amigo Teobaldo Mercado, destacado escritor de
ciencia ficción, quien ya ha autoeditado varios libros, uno de ellos una novela
de space opera.
4- ¿Por qué razón
decidiste que tu segundo libro fuese en colaboración con otra persona?
Considero muy interesante el trabajo literario en equipo,
pero cuando tienes afinidad con la otra persona. La lectura y la escritura son
actividades bastante solitarias, y eso me gusta de ellas, pero escribir algo en
coautoría, puede enriquecer bastante el asunto.
5- ¿Qué significa
para ti el título “Espejos” que junto a Paz Correa le pusieron al libro editado
juntos?
En realidad, ese título fue sugerido por nuestra querida
amiga y editora, Alejandra Pallauta, de GatoJurel. A ella le gustó mucho “El
vendedor de Espejos”, del que vienen dos versiones al inicio del libro, y así
fue surgiendo el título de esta breve recopilación.
6- ¿Por qué motivo
Paz Correa y tú decidieron no indicar en su libro juntos a quién corresponde
cada texto de los que aparecen en dicha colección?
En el mundillo de los escritores, incluso entre los que no
son del mainstream y buscan la edición a través de las editoriales
independientes, hay mucho ego, un ego a veces más grande que la calidad
literaria. El libro “Espejos” ya venía con nuestros nombres, que en el caso de
Paz es su nombre literario; entonces, ¿para qué poner la firma respectiva al
final de cada cuento? No vimos que fuera algo necesario, no por lo menos para
nosotros.
7- ¿Qué representa
para ti el acto de ver editadas tus obras?
Ver mis humildes publicaciones en las actividades de las
editoriales independientes, gracias al empeño de GatoJurel Ediciones, ha sido
una gran satisfacción personal. Y un aliento para seguir escribiendo y
publicando, en formato digital o en el papel impreso.
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En una actividad de la Feria del Libro Independiente y Autogestionada (FLIA), en el Centro Cultural Alameda, junto a Patricio Muñoz |