Aunque no siento simpatía por las prédicas cristianas que Facundo Cabral daba en sus recitales, no puedo dejar de lamentar su muerte. Habría que ser de piedra para no haberse emocionado con canciones-poemas como "No soy de aquí, no soy de allá", simple y directa oda a la libertad.
Es vergonzoso y sintomático de los medios de comunicación nacionales, dedicados a mirarse el ombligo (o a mirar hacia Estados Unidos y Europa), que apenas hayan hablado del asesinato de este cantautor. Mientras que, por ejemplo, cuando murió Michael Jackson, ícono de la música comercial, transmitieron, repitieron y comentaron esa noticia durante días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario