1
A medianoche
el chofer
y los dos
dentro del taxi
como si toda la noche
no fuera más
que nosotros
dentro del taxi.
El chofer conduce
y nosotros riendo
porque tú quedaste
afuera de tu casa
pero toda la noche
es la casa
y tú y yo con el chofer
en el taxi
somos parte de ella,
viéndola pasar a nuestro lado
por las ventanillas.
2
Toda la pieza tímida
se ha refugiado tras la cortina
y sólo quedan tus manos,
tu figura con los codos
apoyados en la mesa
para recordar
que el reloj sigue su marcha
junto con las frases
que dieron vueltas entre nosotros
para luego hacerse un peso muerto
cayendo con las horas.
3
Saludos, compañeros,
desde la república proletaria de Santiago.
La he declarado zona libre
en honor a una mujer.
¡Qué mierda!
He inaugurado un culto a la personalidad
llenando las calles
con sus estatuas y fotos.
Y que importa
si todo se hace ruinas
o sólo queda en mi cabeza,
si total ella siempre será un telón de fondo
que me siga,
esté yo en la polvareda
o en los pozos de tortura.
Me acompañen otras manos
o apenas un vaso de cerveza.
Miguel Acevedo
(Publicado por primera vez en el 2003, Taller 51/lugarsinnombre.)
A medianoche
el chofer
y los dos
dentro del taxi
como si toda la noche
no fuera más
que nosotros
dentro del taxi.
El chofer conduce
y nosotros riendo
porque tú quedaste
afuera de tu casa
pero toda la noche
es la casa
y tú y yo con el chofer
en el taxi
somos parte de ella,
viéndola pasar a nuestro lado
por las ventanillas.
2
Toda la pieza tímida
se ha refugiado tras la cortina
y sólo quedan tus manos,
tu figura con los codos
apoyados en la mesa
para recordar
que el reloj sigue su marcha
junto con las frases
que dieron vueltas entre nosotros
para luego hacerse un peso muerto
cayendo con las horas.
3
Saludos, compañeros,
desde la república proletaria de Santiago.
La he declarado zona libre
en honor a una mujer.
¡Qué mierda!
He inaugurado un culto a la personalidad
llenando las calles
con sus estatuas y fotos.
Y que importa
si todo se hace ruinas
o sólo queda en mi cabeza,
si total ella siempre será un telón de fondo
que me siga,
esté yo en la polvareda
o en los pozos de tortura.
Me acompañen otras manos
o apenas un vaso de cerveza.
Miguel Acevedo
(Publicado por primera vez en el 2003, Taller 51/lugarsinnombre.)
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