(Este texto fue publicado originalmente en Bblogzine, en
agosto de 2005)
Mayo de 1968 y la
Internacional Situacionista
Hay una línea invisible que va desde los años de 1920 hasta el famoso mayo
del 68, y si uno esfuerza los sentidos puede captarla tan nítidamente como si
estuviera trazada con tinta indeleble. En los años finales de la primera gran
carnicería conocida como la primera guerra mundial, varias vanguardias
artísticas trataron de transitar el camino que unía el arte con la vida, y se
pasaron de la barricada de la creación literaria y plástica, a la trinchera de
la lucha social. Los partidarios de Dada y los surrealistas son los más
conocidos, los primeros tratando de destruir el arte y los segundos de
realizarlo sin destruirlo, según la acertada fórmula de Guy Debord. Cabe
agregar que destruir el arte no quiere decir destrozar físicamente las obras
consagradas como artísticas por la academia (aunque más de una vez lo hicieron
y más de una obra se lo merecía), sino destruir la concepción de la creación
como algo separado del resto de los mortales y consagrado a las manos de los
llamados artistas, que antes del Renacimiento eran simples artesanos.
Las décadas pasaron, el asalto a los cielos por la clase obrera pareció
derrotado (a menos que uno fuera de los miles y miles que consideraban como
socialismo o incluso comunismo a la barbarie stalinista), pero las condiciones
sociales en distintas partes del mundo comenzaron a marchar nuevamente en
dirección a la tan esquiva revolución. La década de los años cincuenta parece
como muy próspera y estable en los países occidentales más desarrollados,
extendiendo sus beneficios de ingresos y consumo incluso hasta los trabajadores
sindicalmente organizados, pero distintos signos bajo la superficie prefiguran
las convulsiones de la década siguiente. Uno de ellos es la fundación de la
Internacional Situacionista (1957), agrupación de vanguardias artísticas donde
se encontraban desprendimientos de la Internacional Letrista, o el Instituto
Psicogeográfico de Londres, y el Movimiento Internacional por una Bauhaus
Imaginista. Esta nueva y pequeña internacional comenzó a editar la revista
Internacional Situacionista , y lenta pero decididamente comenzó a avanzar
hacia el camino de la subversión política. Un hito en esa ruta fue el llamado
escándalo de Estrasburgo, en 1967, cuando un grupo de estudiantes de dicha
universidad de Francia, miembros de la IS, llegaron al centro de alumnos y
utilizaron los fondos para editar y repartir en una sesión solemne y oficial de
la casa de estudios, el panfleto Sobre la miseria del medio estudiantil, ataque
en toda regla contra el rol del estudiante universitario, contra el Estado y el
capitalismo. Ya a esa altura los situacionistas trataban de establecer
contactos con otros grupos políticos dispersos por el mundo y que tuvieran una
lectura similar a la de ellos, implacablemente críticos contra las sociedades
capitalistas occidentales y contra el socialismo burocrático*.
Y en mayo de 1968 estallan las luchas en toda Francia. A lo que al principio
parecieron meras revueltas estudiantiles se van sumando lo trabajadores, y
millones de hombres y mujeres participan en las tomas de universidades, liceos
y fábricas. Los situacionistas participan activamente en instancias como el
Comité de Ocupación de la Sorbona y el Consejo para el Mantenimiento de las
Ocupaciones, y ahí se lanzan a tratar de separar las barreras entre el arte y
la vida, aportando su visión de la sociedad del espectáculo que no es la simple
crítica de la sociedad de masas o del consumo moderno en las condiciones del
capitalismo maduro de los años 60, si no una profunda crítica a la sociedad de
clases, enarbolada por partidarios abiertos de su destrucción, que no sucumbieron
ante ninguna moda radical de su tiempo, cuando por ejemplo el maoísmo hacia
furor entre los estudiantes y la intelectualidad más izquierdista, y muchos
marchaban con el libro rojo del presidente chino en la mano, o proclamaban las
tres M: Marx, Mao y Marcuse . De esta trinidad, los situacionistas y los
llamados enrages** sólo rescataban al primero, el autor de ese torpedo contra
la sociedad explotadora del trabajo asalariado llamado El Capital. Además, a
esa altura los situacionistas y otros rebeldes contaban con su propia arma
secreta, el libro La sociedad del espectáculo, escrito en 1967 por Debord, uno
de los fundadores de la IS.
Recordemos que las luchas en París y otros puntos de Francia estuvieron
relacionados con importantes movilizaciones en otras partes del mundo, como el
68 en Checoeslovaquia, o en España y el país vasco, o todas las luchas del
68-69 en Italia, donde también se destacaron en la agitación teórica los
componentes de la sección italiana de la Internacional. Pero finalmente las luchas
se fueron apagando, o se prolongaron en áreas tan distantes como América
Latina. Al cabo de unos años, la IS se autodisolvió en 1972...
Hoy, la sociedad del espectáculo que regula cada día de nuestras vidas, en el
trabajo o en el ocio, rescata los elementos más llamativos, y generalmente más
superficiales, de la década de 1960 y todas sus luchas y manifestaciones
contraculturales; las bandas musicales más famosas, la estética, o toda la
rebelión norteamericana de las flores, donde los locos jóvenes contestatarios
se fueron transformando al llegar la madurez en hombres y mujeres responsables
y de bien, una transición generacional desde los Yipies (del partido
internacional de la juventud)a los Yupies (los jóvenes, urbanos y
profesionales). Pero en lo profundo de la memoria colectiva, o para ser más
precisos en esas partes que las instituciones se esfuerzan por dejar en la
sombra y el olvido, siguen grabadas las luchas sociales de los 60, y ese
espíritu provocador que animó con su fuego y sus consignas transgresoras la
bandera situacionista, ondeando en el mástil de un barco ebrio... de vida
plena.
Fernando Neira
Notas:
*La IS buscó alianzas y coordinaciones con organizaciones revolucionarias de
los países nórdicos o del Japón, pero también tuvieron relaciones muy
conflictivas con grupos como Socialismo o Barbarie, o con los situacionistas
norteamericanos a los que terminaron desahuciando, por considerarlos muy
hippies. Para Debord, por ejemplo, los beatniks o los hippies eran el ala
derecha del movimiento.
**Los llamados Enrages o Rabiosos eran los más exaltados agitadores que
comenzaron las luchas en las facultades de educación superior.